El
Real Madrid de las cinco copas de Europa estaba formado por
grandísimos futbolistas que ofrecieron esos años de éxitos a la
parroquia merengue. Había muchos buenos jugadores pero en mi
análisis me voy a centrar en tres: Gento, Puskas y el gran Alfredo
Di Stéfano.
PACO
GENTO
Empezaremos
por Paco Gento, también apodado como la Galerna del
Cantábrico ( su arranque de carrera era muy similar al
viento súbito y borrascoso de su zona, la verde Cantabria ).
En sus orígenes alternaba fútbol con atletismo, y la verdad es que
gracias a éste útlimo deporte desarrolló su endiablada velocidad.
Cuando
se ponía en carrera alcanzaba una velocidad fuera de lo común, pero
tenía que mejorar en el aspecto técnico y le faltaba aprender a
medir su propia carrera y a desbordar a los contrarios.
Eso
fue precisamente lo que aprendió cuando el Real Madrid fichó
a Héctor Rial, este interior argentino consiguió que Paco
se convirtiera en un excelente extremo izquierdo. Él fue el
responsable de que la velocidad de Gento se complementase con
el control de su galopada, sabiendo frenar cuando debía o cambiar el
ritmo para dejar sentado a su lateral. Así se curtió uno de los
mejores extremos zurdos de la historia. Fue el único futbolista que
ha levantado la friolera de 6 Copas de Europa.
FERENC
PUSKAS
Ferenc
era un prototipo de delantero poco habitual...bajito, un tanto
regordito, zurdo cerrado y no iba demasiado bien en el juego aéreo.
Ahora bien esas condiciones no empañaban sus grandes números:
83 goles con Hungría en 84 partidos disputados. Conquistó
cinco ligas con el Honved, el equipo del ejército entonces.
De ahí le viene su apodo de “ el comandante galopante “.
En la selección húngara, él como interior izquierdo y Kocsis
en el lado derecho, completaban un ataque letal con Hidegkuti como
delantero centro.
Puskas
llegaría al Real Madrid de la mano de Oestreicher, su
antiguo entrenador en el Honved. Perdió 18 kilos en mes y
medio y allí formó una de las delanteras más temibles del mundo
junto a Di Stéfano. Ganó 6 ligas y 2 Copas de Europa
como jugador blanco.
Sin
tener grandes condiciones físicas como hemos dicho consiguió formar
una dupla mortal al lado de Di Stéfano. La definición era
lo suyo como demuestran sus registros personales. En la final de
la Copa de Europa del 1960 marcó 4 goles contra el Eintrach de
Frankfurt en Hampden Park. Aquella campaña la concluyó con 35
dianas en 39 partidos disputados.
ALFREDO
DI STÉFANO
La
Saeta Rubia como era conocido al goleador argentino marcó
toda una época en el Real Madrid y en nuestro fútbol
evidentemente. Un jugador que tenía un gran olfato de gol pero
que no le gustaban los idolatrismos. Era hombre de equipo y no le
gustaban las medallas personales. Como él decía... “ El
fútbol me lo ha dado todo. Siempre lo he entendido como un juego de
equipo y siempre he dicho que no quería ser idolatrado, sino jugar,
y para eso hay que correr y sudar “.
Era
un hombre que sabía perfectamente ejercer de líder en el vestuario,
no todo sólo era la innegable calidad que le caracterizaba.
Destacaba por tener mucho oficio pero lo que le hacía más grande
dentro de un rectángulo de juego era con la humildad que jugaba para
el equipo. Para él el fútbol era cosa de un grupo de personas,
esa manera de ser reflejaba también como era él en su vida personal
y cotidiana. Un fenómeno al que Dios se llevó con él hace
muy poco para que enseñe a jugar al fútbol a todos los seres
queridos que descansan en paz. Hasta siempre SAETA...siempre estarás
en el recuerdo de los amantes al fútbol.
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